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¿Por qué es necesaria la intervención social con la infancia y juventud?

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Como cada semana escribo una nueva entrada del blog. Hoy os voy hablar sobre el colectivo predilecto para mí a la hora de trabajar. Es uno de los que mayores alegrías me ha dado por la inmensa gratitud y cariño con la que te reciben. Hablo de la intervención social con la infancia y juventud. ¿Pero que es una intervención social?

Una intervención social es una acción programada y justificada desde un marco legal y teórico, que se realiza sobre un colectivo o individuo, trabajando los perfiles psicoevolutivos y los sectores sociales con un doble fin de mejorar su situación generando un cambio social, eliminando situaciones que generen desigualdad.”

Como bien sabéis los encargados de asegurar respuestas adecuadas a las necesidades de este colectivo son siempre sus padres o tutores, que afrontan el reto sin experiencia en caso de ser primerizos, o con algo más de práctica en caso de haber criado ya a alguno. Las vidas de quienes tienen niños y niñas a cargo cambian radicalmente desde su nacimiento. Justo a partir de ese momento tendrán que adecuarse a lo que el bebe requiera o necesite aún sin poder comunicarse bien con él en los primeros meses de vida. Esta etapa es vital puesto que es aquí donde la personalidad del recién nacido comienza a formarse.

La teoría del vínculo del apego nos dice que el bebé debe tener la referencia de al menos una persona que esté presente siempre que lo necesite.  El apego proporciona la seguridad emocional del niño: ser aceptado y protegido incondicionalmente. Si por cualquier motivo el bebé no tiene esa referencia es muy probable que genere un apego inseguro.  En el futuro no será capaz de construir relaciones estables y duraderas ya que no ha conocido eso y por tanto no puede reproducirlo. Esto creará una frustración constante al menor que requerirá una intervención social para aprender a relacionarse con los demás.

Cada madre, padre o tutor tiene unos conocimientos fruto de su historia de vida. No tienen que sentirse culpables por no saber hacer frente ante una determinada situación, nadie entiende de todo. Lo que si deben asegurarse es de contar con alguien que si posea dichos conocimientos para seguir proporcionando a sus hijos el mayor bienestar posible.

La aparición de las nuevas tecnologías suponen un riesgo añadido a la crianza de los jóvenes (imagen de www.freepik.com)
La aparición de las nuevas tecnologías suponen un riesgo añadido a la crianza de los jóvenes (imagen de www.freepik.com)

Aún así no toda dificultad proviene de responsabilidades paternas. Hay jóvenes que desarrollan trastornos como puede ser de mala conducta o de adicción por si solos. Aunque pueden tener un origen biológico muchos de ellos aparecen por un refuerzo negativo que puede venir del grupo de iguales. Si una joven que nunca ha bebido comienza  a salir con un grupo de jóvenes que si lo hace es muy probable que utilice el alcohol para ser aceptada. Si este consumo es excesivo aparecerán problemas de adicciones graves que requerirán de una intervención social.

El gran problema viene cuando los padres no detectan la situación a tiempo, o en caso de hacerlo no la intervienen de raíz. Cuanto más se cronifique a lo largo del tiempo un problema mayor dificultad existirá para solucionarlo. Si se hace una intervención social de prevención, o cuando comienza a parecer la conducta tendremos muchísimas más posibilidades de éxito. No se puede esperar cuando está en juego el bienestar de los jóvenes. Es importante que los responsables de los menores adquieran conocimientos para mejorar sus roles de padres.

También cabe decir que la hora de tratar con chavales no solo vale intervenir la conducta al estilo de supernany (si dejas de hacer algo malo te doy algo que te guste). Estas posiciones invalidan los sentimientos y motivaciones que están detrás de la mayoría de las conductas. Por ejemplo  un niño puede comer en exceso para suplir ciertas carencias de su vida. No valdrá solo con ponerlo a dieta a cambio de comprarle una moto. La intervención social en este caso indagará sobre los aspectos que hacen que ese niño coma cada vez que sienta frustrado o solo. En casos como este el trabajador social contaría con la ayuda de otros profesionales o médicos o psicólogos para ayudar integralmente.

En vivencias como las que he experimentado  en centros de menores con problemas de conducta o en barrios con graves problemas de exclusión social he aprendido que la mejor de intervenciones es saber escuchar y mostrar cariño. Evidente es también que hay que tener cierto conocimiento de cómo tratar de la mejor manera estos problemas, pero el hecho de que se sientan apoyados y saber que cuentan con un referente que les aporte lo que necesitan hace que generen ellos mismo un cambio ya que en el fondo terminan siendo conscientes de lo que les pasa.

El trabajo social con menores facilita estos procesos con conocimientos adaptados a las circunstancias y con la inmensa gratitud y cercanía que generan por sí solos los niños y jóvenes. Por ello me dediqué a esto, porque cuando lo sentí con 19 años en  los Asperones (barrio de los que llaman marginales) supe que quería seguir viviendo y colaborando para ello. Ahora desde Jábega Social mantengo y sigo desarrollando esa vocación en la que siempre he creído y por la que sigo luchando hoy día con la infancia y la juventud.

¿Qué tipo de ayuda crees que necesitan hoy día los niños y jóvenes? ¿Los padres están preparados para solventar este tipo de problemas? ¿Se solicita a tiempo la ayuda de un profesional para solventar estos casos?

Fuentes: Freepik.com (http://www.freepik.es/vector-gratis/diseno-de-chico-con-un-portatil_956784.htm#term=chico%20portatil&page=1&position=1)

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